Sobre mí

¿Por qué comencé a escribir?

Sencillo. Os explico: siempre he leído artículos de otros escritores dónde recalcan, que “para tener éxito en la vida debes dedicarte a lo que mejor sabes hacer”. Este no era mi caso, la verdad, o yo pensaba que no era así.

En todos los puestos de trabajo que he tenido, el transporte lo he realizado en coche, menos el último, que tenía que utilizar el tren de cercanías y el metro de Madrid.

Un día decidí escribir una historia en mi muro de Facebook y tuvo una acogida muy buena por parte de mis amigos. Me animé y día tras día comencé a escribir anécdotas y a crear personajes que eran y siguen siendo reales.

La gente demandaba más y más. Hubo personas que me escribían en privado y me daban las gracias por las crónicas, ya que hacía que desconectaran de sus problemas y esperaban ansiosos todas las mañanas, una nueva historia. Ya podéis imaginar la satisfacción que eso genera, ¿verdad? ¡Estás ayudando a personas! ¿No es alucinante? Esto me hacía sentir mejor persona.  Sin darme cuenta, me convertí en la escritora del grupo  “Laureando el día”. Así lo bautizaron y así se abrió.

Desde ese preciso instante  me di cuenta que escribir me llena. Me siento muy cómoda. El momento en que abro el portátil, miro la pantalla en blanco y sin querer ya tengo una hoja escrita, “ese momento es mágico”.  Siento la necesidad de escribir para ellos. Necesito dar lo mejor de mí, para que cuando les llegue la notificación de que Gilda ha publicado una crónica, ellos sepan que durante unos minutos van a estar en otro mundo, “en mi mundo” el que creo exclusivamente para ellos. 

El sentimiento de saber que tus escritos llenan y llega a las personas adecuadas, es el mejor regalo que se puede tener como escritor.

No somos conscientes de lo importante que es soñar en papel. Crear un mundo paralelo y ofrecerlo a tus lectores, ser capaz de llegar a su corazón y hacer que se sientan cómodos es hermoso. En esta vida todo está inventado, pero no desarrollado. Ese es mi papel como escritora, exponerlo.

El ser humano siente, ama, pasa por momentos difíciles; siente miedo, sufre por los demás y un largo etcétera. Ahí, es cuando aparece la magia de los libros.  Adentrarse en una historia en la que el lector se sienta reflejado, o que inclusive, le recuerde a alguien, hace que se cree un vínculo muy importante. Cuando el lector ha conectado al 100% lo llamo “el momento”. Cuando la historia se instala en la mente del lector y comienza a convivir con los personajes es ahí cuando comienza a tener sentido “ser escritor”.

Por eso decidí  embarcarme en la mayor aventura de mi vida “escribir”. Ahora lo necesito. Ahora soy yo la que necesito estar en primera línea y dar lo mejor de mí. Necesito ayudar a que las personas se conviertan en mis personajes principales mediante mis historias. Necesito sus comentarios y que me expliquen qué han sentido e incluso que se atrevan a querer u odiar a algún personaje.  Sin ellos “No existiría Gilda FLawan”.

"El lector y el escritor forman un equipo “único”. ¿No pensáis que ese vínculo es maravilloso? Para mí es mágico e inigualable".

- Gilda FLawan