Al borde del precipicio

Nuestra ilusión nos lleva hacer cosas que luego no sabemos salir de ellas, ¿verdad? Pero ¿Y si le damos la vuelta y disfrutamos de esa caída?

Por un momento piensa que tienes que tirarte por un trampolín… Uf, difícil decisión ¿cierto? Hay personas que no saben nadar, a otros les da miedo el agua, otros simplemente no les apetece y a otros les da mucho vértigo; sin embargo, algo dentro de ti, dice que tienes que hacerlo. Imaginemos pues…

Ya estás en lo más alto y te tiemblan las piernas, las manos; no eres capaz de articular ni una sola palabra, el miedo te invade, en cambio, cierras los ojos y te ves a ti mismo el primer día que decides comenzar con el proyecto: ahí nace. Es como tirarse por un trampolín: vas subiendo peldaño a peldaño. Llegas arriba y lo único que encuentras es un remanso de paz.

Sin darte cuenta, ya estás llenando los pulmones de aire fresco, limpio; el cual hace hace que, renueves ideas. Afloran sentimientos: recuerdas los momentos de pasar una página, ves que todo lo que tienes a tu alrededor está contigo: te animan, te miman y sobre todo, son los que te empujan a que lo hagas.

Justo en ese momento, es cuando decides saltar con los ojos abiertos o cerrados. El transcurso de coger impulso y tocar el agua, vas disfrutando de la calidez del viento. El rostro, abre cada poro de su piel para renovarse. Tu cuerpo juega con la gravedad y forman  equipo. Tú mente es libre, se siente orgulloso del salto y hace lo propio.

Llega la hora de aterrizar. La hora de darte cuenta de lo que has sentido. Lo que has trabajado. Si volverías a saltar. Miras a tú alrededor y compruebas que, tu cara luce la mejor de tus sonrisas. En ese preciso instante eres consciente de lo afortunado que eres. Y, sí, es el momento de ser consciente si has caído con los ojos abiertos o cerrados.

Reflexión: Tomes la decisión que tomes, disfruta del viaje. Da igual como hayas saltado. Durante el recorrido, encontrarás lo necesario para llegar al final. Eso sí, siempre hazlo con los ojos bien abiertos, si no quieres perderte nada.

¡Ah!, los míos han, están y estarán siempre abiertos…


Gilda FLawan

12 comentarios en “Al borde del precipicio”

  1. Da miedo, vértigo, pero siempre hay que hacerlo, estamos en este mundo para lanzarnos y siempre intentar con los ojos abiertos, aunque alguna vez cerremos un poquito🤣🤣🤣🤣, sigue así Gilda, eres genial😘😘

  2. Son los placeres de la vida, la tensión del antes de, el durante y el remate del después,
    lo malo es que no sabemos del todo dejarlo ahí y seguimos dandole vueltas a si lo he hecho bien, si he disfrutado, si…., si…..en vez de estar preparado para disfrutar a tope según vayan pasando las cosas y YA, el AHORA, asique no lo olvides Gilda y disfruta ahora de tu gran momento literario.
    Mil besos

    1. Muy inspirador! Quién no arriesga y se lanza, nunca conseguirá cosas extraordinarias. A veces, el camino es la mejor parte.
      Muchas gracias! Bzos ..

  3. Cuando te lanzas a pesar de las inquietudes y el miedo y llegas a tu meta, es tan gratificante que tus pulmones se llenan como si nunca antes hubiesen respirado, tu piel
    se eriza y tu sonrisa se ensancha

  4. Buf, no hemos empezado bien, tengo pánico a saltar al agua, de pequeña me tiraron a una piscina y desde entonces entro al agua pero sin saltar.
    Lo importante es entrar… Cada uno como pueda, sepa o quiera, porque llegar al final, al objetivo tiene su recompensa.

  5. Hace tiempo me dijo una amiga que, con carácter general, en esta vida uno se arrepiente de lo que no hace. Y con el tiempo me di cuenta de que llevaba razón. Mi lema de los últimos tiempos es practicar el «palantismo» porque los ojos los tenemos delante para mirar «palante». Un beso Gilda!

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