Mi pequeño Juan.
No supe dónde estaba hasta que oí una voz aguda y rasgada a mi derecha. —Oiga joven ¿se encuentra bien? Giré la cabeza sin saber que iba a encontrarme. No sé por qué me quedé sin habla. Nuestras miradas se cruzaron. En aquel momento, comprobé sus arrugas por debajo de sus ojos, con muchas líneas …